Finde largo. Trámite fallido. Viaje. Playa. Sol.
Mar. Flechazos(?). Todo suena como un bello viaje de placer. Hasta que te das
cuenta que sos más blanco que un helado de limón y olvidaste el protector
solar. Ahí es cuando vas a comprar uno urgente y, ya que está, un gel para
quemaduras solares.
El hotel no era de lo mejorcito, pero había
heladera en la habitación y si buscabas un sillón bien ubicado -fuera de la
habitación, por supuesto-, podías enganchar algunos vestigios de wifi. El
desayuno era bueno. El ventilador de techo no. Siguiendo el consejo de Clinton
en Los Simpsons, me quejé hasta que me trajeron un soplador que la piloteaba
bastante.
Primera mañana en la playa con Ile, salimos a
caminar. Caminamos mucho. Encontramos caracoles. También muchos. Y como todo
turista, juntamos algunos. Los metros recorridos en la playa continuaban
subiendo y nos encontramos con lo que parecía haber sido una tremenda fiesta.
Restos de frutas cortadas, flores, todo desparramado por la orilla de la playa.
A la vuelta encontramos más cosas, entre ellas
unos velones de aproximadamente 20cm de alto y 5cm de diámetro que llamaron
nuestra atención. Cuando vimos el primero -de 3 colores: rojo arriba, blanco y
azul abajo- dijimos “qué linda vela!”. La segunda la levantamos. Y así
terminamos caminando de regreso al hotel con 4 velones y una vela, de colores
muy particulares. Un velón era azul. Otro amarillo. Otro era rojo arriba,
blanco al medio y negro en la base. Y el último tenía rojo arriba, blanco al
medio y negro en la base. Además había una vela de un diámetro común, pero la
mitad inferior era negra.
Diría que lo peor que nos pasó fue flecharnos un
poco esa mañana. Buena idea comprar el gel. Bien por la heladera en la
habitación.
Dimos vueltas por la peatonal, show más, show
menos, garrapiñadas y a dormir.
Otro día llegó y esta vez vino con un par de
líneas en el Bingo. No. No esas líneas. Las líneas del juego.
Y la noche nos sorprendió con 2 bingos y una línea
más. Eso fue suerte.
A la vuelta pasamos por Lobos, para visitar a unos
amigos y seguidores del blog en sus mejores momentos, Valen, Flor, Facu, Nico,
Marcos y Pau. Llegando a Lobos, el GPS del celu dejó de andar. Una vez adentro de la ciudad nos comimos dos regios badenes, que
casi dejan el auto en Lobos.
Entre anécdotas que van y vienen tocamos el tema:
-Encontramos unas velas re grosas en la playa
-En la playa?
-Si con pétalos de rosa
-Eso era una mesa servida
-Aww… qué ternura, una propuesta de matrimonio?
-No, una mesa servida!
-Qué es eso?
-Es un ritual umbanda en el que se hace una
ofrenda de una mesa servida con mantel, vajilla comida y todo, incluso las
velas. Otro b**udo debe haberse llevado la vajilla.
-Uhm… eso explica la fruta cortada sin haber
señales de haber sido comida.
-Yo dije que eran brujerías y él no me hizo caso.
-Encima encontraron frutas? Era una ofrenda entonces! Y que hicieron con las velas?
-Es que no creo mucho en esas cosas. Las tengo en el auto.
-Tienen las velas de una mesa servida en el auto?
Ustedes están locos! Cómo las van a tocar?
-Bueno, bueno… convengamos que esta supuesta
deidad no probó bocado de lo que le dejaron. Capaz no le gustó la comida y no
le dejó ningún poder a las velas.
-Las velas tienen todo un significado según el
color. Acá hace un tiempo apareció en una plaza una mesa servida con un pollo
asado. Estuvo unos días ahí, nadie tocaba nada.
-Hasta que vino un pobre desconocedor cagado de
hambre y se clavó el pollo pensando ‘qué copada esta gente’…
-Andá a preguntarle a uno del pueblo si toca algo
de eso. Ni loco! Esas son macumbas que capaz se activan maldiciendo al que prende
las velas.
-Mirá, yo tuve una vecina que se pasó 2 años
invocando a un arcángel para que Rafael Caballero vuelva con ella y nunca la vi
con un tipo. O sea… 2 años haciendo la macumba con piedras violetas y no sé qué
mambo… Yo en un par de meses ya me daría cuenta que la cosa no funciona. Miren, estas son las velas, les saqué una foto.
-¿Le sacaste una foto a las velas con tu teléfono?
-Si. vos decís que capaz por eso el teléfono quedó maldito y el GPS no andaba?
-Y... Capaz, jajaja. Bueno, si pasa algo con las velas contanos.
-Si, si. Si se prende una llama negra le saco una
foto con el celu y la subo.
-Jajaja, dale.
Transcurriendo el viaje de regreso a casa, fueron
como 200km reflexionando:
- ¿Y si derrito las velas y hago una fuente, u otra cosa? Técnicamente no estoy “prendiendo las velas”
- ¿Qué pasa si rallo la cera de las velas, las derrito y hago una color arcoíris? ¿Cambio la maldición?
- ¿Y si los piolines los uso para hacer un atrapasueños? ¿Atrapo pesadillas?
- ¿Si se las dejo a la Virgen? ¿Las purificará? ¿Vendrán criaturas extraplanares a desencadenar una guerra a ver quién se queda con la vela?
- ¿Y si las tiro y algún otro nabo las prende? Voy a haber sido el puente para el maleficio del pobre infeliz.
Todos estos interrogantes quedaron a un lado
cuando tuve en cuenta que, si bien no creo mucho en entidades místicas que por
prender una vela te despojen de tu felicidad y llenen tu vida de torturas,
recordé que conozco muy de cerca a un joven que cura quemaduras de palabra
invocando la sanación del Dios en el que cree. Y las alivia. Así que en la siguiente
estación de servicio pusimos las velas en una bolsa y las tiramos a un tacho.
Y así nos libramos de una posible maldición
umbanda. No me volví a comer otro badén. Ile, que venía durmiendo, se
despertó. El auto parecía más ligero y hasta me animo a decir que el aire
enfriaba más… O capaz exageré un poco por la sugestión… un poco.
De curioso, por la noche, antes de dormir, como no
podría ser de mejor manera, me puse a ver algo sobre esto en internet. Por fin tenía un wifi decente! Y noté que la función 'ubicación' del teléfono, indispensable para que funcione el GPS, la había desactivado para ahorrar batería. Yo mismo había maldito mi teléfono. Cosas que pasan. Encontré lo siguiente:
La vela azul era para pedir por la amistad. Por
eso no nos peleamos en todo el viaje O.o
La vela amarilla era para la fortuna. Clavamos 2
bingos y un par de líneas.
La vela verde, blanca y roja era para alejar las
malas vibras. En el viaje las cosas salieron re bien.
La vela negra, blanca y roja era para cortar
trabajos espirituales. No nos pasó un corno.
La vela mitad negra y mitad blanca era para
cambiar los malos hábitos y dejar los vicios. ¿Qué es un vicio?
Así que pobres muchachos umbanda, deben haber
quedado solos, pobres, peleados con todo el mundo, atados espiritualmente y
encima sumidos en sus vicios, porque nadie prendió las velas que, a esta altura y
con estos calores, deben ser un bloque de cera en el fondo de un tacho de
basura.
Lo peor del caso fue buscarlas en mercadolibre.
$230 cada velón. Teníamos una luca en velas! Había que juntarlas a la mañana en la playa y venderlas a la noche en la peatonal! NE-GO-CIÓN.
Estuvimos lerdos.
1 comentario:
Hola, qué tal? Soy de Uruguay y vengo a hablarte por acá porque no encuentro otro medio para comunicarme. Estaba investigando y llegué hasta acá a través de un comentario tuyo en tema sobre apellidos que encontré en un foro. Parece que tenemos el mismo apellido y hasta donde yo sé no es muy común. Así que es por eso que quisiera escribirte. Hay algún mail al que te pueda escribir? Saludos
Publicar un comentario