miércoles, 4 de junio de 2008

CRÓNICAS DE UN ACCIDENTE...

Era la madrugada de un domingo 18 de mayo, cuando volvíamos de festejar mi 22do cumpleaños en CELSIUS - dancing bar.
Íbamos Waka, el Colo, Fole, Val y yo, todos en el auto del Fole, un FIAT 147 que había sido adquirido hacía escasos meses. Se acercaban las 6 de la mañana, y el Waka debía volver a su pueblo. Para ello salía un colectivo desde el centro. Fuimos en el auto hasta la parada del colectivo, y, como aún no estaba, decidimos, entre todos llevarlo en el auto a su ciudad. El insistió en que lo dejáramos tomar el colectivo, pero nosotros insistimos en llevarlo. Así que partimos hacia Conesa, situada a 32km de San Nicolás.
Un viaje muy ameno los primero kilómetros, hasta que el sueño comenzó a notarse. Fue el principio del fin.
Más o menos a la mitad del viaje los temas de conversación estaban comenzando a escasear, producto del sueño que traíamos con nosotros.
Al llegar al km nº 27 de nuestro viaje, todos íbamos dormidos. Si a eso le sumamos la serenidad de la noche, y la falta de entretenimiento, nuestro conductor, naturalmente, estaba comenzando a entrar en el mismo trance que nosotros ya llevábamos.
En un momento, siento que la estabilidad del auto se interrumpe, hicimos un zig zag en la ruta. Despierto y lo primero que veo es la aguja del velocímetro entre el 80 y el 100; y el conductor que levanta su cabeza y tiende a frenar y a volantear para volver a la ruta de la cual el auto ya había bajado dos ruedas. El auto hizo una "U" cruzando la ruta de lado a lado, y en medio de dicho movimiento, quedamos perpendiculares a la ruta. En mi cabeza vi claramente cómo el auto volcaría y empezaría a rodar. Pensé en ella, mi chica, y en ellos, mis amigos. No sabía quién sobreviviría y quién no. Sólo tuve una reacción, que fue intentar sostenerme de los costados.
Para sorpresa mía, y de todos los tripulantes de este viaje, el auto golpea de costado contra la columna de un semáforo.
***
Despierto entre los gritos de Waka diciendo "Colo, despertate", "Colo, respondeme", "No te mueras Colo". Levanto la vista, y ahí estaba, Val a escasos metros de mi. Miro hacia la derecha, y el auto estaba a más o menos 10 metros de nosotros. Waka, Val y yo, que viajábamos en el asiento trasero, habíamos sido despedidos por la puerta-baúl del auto, y afortunadamente caímos en el pasto al costado de la ruta. El miedo más fuerte lo tuve al ver el cuerpo de Val sólo de la cintura para arriba. Pensé lo peor, y en medio de los dolores, corrí a su lado. Un gran alivio sentí al ver que ella estaba completa, y habían sido los pastos largos los que no me habían dejado verla. Le dije "¿estás bien?". "Si", respondió, con una voz adolorida.
Como pude me puse de pie, y fui a ver al Colo, quien ocupaba el lugar del acompañante delantero. Su asiento se había desprendido y estaba hundido en el asiento trasero. Él estaba sostenido por el cinturón de seguridad a su asiento, recostado boca arriba, y con la cabeza debajo de la puerta-baúl. Con Waka lo primero que hicimos fue sacarlo de ahí adentro, y dejarlo sobre el suelo. Luego recapacitamos que hubiera sido mejor trabar la puerta y no moverlo. Sobre todo cuando estando en el suelo intentó levantarse apoyándose sobre su brazo derecho y no lo logró, cayéndose algunas veces.
Cuando todo esto sucede, oía la voz del Fole diciendo "¿Por qué a mi?", y frases similares, mientras Waka hacía señas a los autos que pasaban por la ruta pidiendo ayuda, y Val se acercaba a nosotros. No sé como salió el Fole del auto, cuando lo vi él ya estaba afuera, recostado sobre el piso, para evitar empeorar las lesiones.
Como no quería perder nada, me puse a buscar los zapatos míos y los de Val, y los anteojos de ella. Nuestros celulares estaban descargados, el del Waka se había perdido, y los del Colo y el Fole se habían destruido. Por suerte la ayuda llegó pronto: una vecina de Waka avisó a sus padres, y más gente se acudió en nuestra ayuda. Incluyendo entre ellos unos jóvenes que peregrinaban hacia un "Encuentro de Paz".
Llamaron a las ambulancias, éstas nos llevaron al hospital. Primero se fueron el Colo y el Fole, que eran los mas graves. Luego el Waka y Val. Finalmente una voz dijo "Nosotros nos vamos ¿ustedes se quedan?", y los jóvenes a mi lado respondieron "Estamos esperando la próxima ambulancia". "¿Qué? ¿Hay uno mas?". "Si, éste", señalándome. Y así fue como yo llegué al hospital una hora y algo después que los demás.
Saldo de los hechos:
- El Fole: Fractura de clavículas, esguince de pies y una mano hinchada que aún desconocen la situación. Golpes varios y raspones. Enyesado en la clínica de la UOM.
- El Colo: Fractura expuesta y astillada de su brazo derecho (esto explica por qué no podía levantarse). Puntos en la cabeza y la cintura. Golpes varios y raspones. Operado y enyesado en la clínica de la U.O.M.
- Val: Fractura del dedo gordo del pie derecho. Cortes superficiales en cara y brazos. Puntos en el talón izquierdo. Entablillada en el Hospital San Felipe, recuperándose con muletas.
- El Waka: Cintura dura por varios días. Raspón importante en la espalda. Golpes varios. Atendido en cooperación del Hospital y la Clínica.
- TAPPERMAN: Una vértebra desplazada hacia adelante, que regresará a su lugar cuando se relajen los músculos. Golpes, raspones y dolores varios. Cansancio frecuente del brazo derecho, y dolor de cuello permanente. $30 con mi obra social.
- Haber sobrevivido todos a semejante experiencia, sin pérdidas de facultades, y poder contarlo: NO TIENE PRECIO.

Algunas curiosidades...

El revolcón se sintió como cuando te lleva una ola, con la diferencia que en vez de entrarte agua salada y arena en la boca, entró tierra y pasto.

Mientras esperábamos las ambulancias:
Fole: Encima todavía estoy pagando el auto...
Jóvenes: Si lo vendes por partes, algunas cuotas pagás...
TAPPERMAN: El parabrisas de atrás está entero!!!

Cuando llegó la primer ambulancia...
TAPPERMAN: Cuidado con esa columna, está cada vez mas inclinada, no se le vaya a caer a alguno encima
Camilleros: Quedate tranquilo, la columna está empotrada en el auto.

Si bien se rompió sólo una ventana, que estaba lejos de nosotros (y quedó mas lejos de nosotros después de que volamos), dentro del zapato de Val había pedacitos de vidrio.

Prácticamente fuimos salvados por no usar cinturón de seguridad.

Mis zapatos se rompieron, mis pies quedaron sanos. Los zapatos de Val están sanos, sus pies se lastimaron.

Cuando la última ambulancia me vino a buscar:
Camillero: ¿Y a vos qué te pasó?
TAPPERMAN: Me caí del auto... (con cara de "muchas cosas mas no pueden haber pasado...")

Esta es, queridos lectores, nuestra historia de vida, la historia de cómo NO nos matamos, pero pegamos en el palo... literalmente.