viernes, 9 de enero de 2009

Historias en Bondi (Parte I)

Esto pasó algunos meses atrás. Algunos lo han leído, pero quiero contarlo en este lugar...
Resulta que como no me gusta depender del transporte público, he optado por la bici hace algunos años, y mas recientemente, por la moto.
El problema son los días de lluvia. Un día de lluvia, cuando tengo que recorrer grandes distancias, es lo mas puteable en mi vida actual.
Las calles son resbaladizas, y ni la moto ni la bici son buena opción. Es ahí cuando considero comprar un auto, pero aún me siento lejos de eso. Es que, ante los costos de un auto y sus beneficios, a diferencia del costo-beneficio de la moto, y tener q viajar en colectivo cuando llueve, me sigue gustando mas la idea de la moto. Todo esto si dejamos de lado mi "problema de dimensiones", que, de igual modo que me complica la adquisición de ropa, me complica la adquisición de un automóvil, porque algo barato no es algo donde quepan mis extremidades cómodamente...

En fin. Subo al colectivo, y como no tengo monedas de un peso, el colectivero me dice q no tiene para cambiarme, q le pida a los pasajeros. Entonces empiezo:
- Alguien me cambia dos monedas de un peso por un billete de dos?
Había solo 5 personas en el colectivo. Luego de unas paradas, con el colectivero mirandome feo, justo cuando estaba por poner carita de perro mojado, una señorita me cambió el dinero.
Pagué el boleto, y me fui a sentar.

A los dos dias vuelve a llover...

Benditos los dias de lluvia q fortalecen las cosechas del campo... pero malditos los q me obligan a viajar en colectivo.

Vuelvo a tomarme el mismo colectivo, en el mismo horario, y me dispuse a pagar el boleto. Afortunadamente, esta vez contaba con monedas de un peso.
Puse la moneda, y dos de cinco centavos (el boleto aún salía $1,10 - no sabemos por qué aún, pero no podía salir $1). No me tomó las moneditas. Las junto y pongo una moneda de 10 ctv. Tampoco me la tomó... máquina detestable. Finalmente, probé con dos monedas mas, y la última recien fue aceptada por la máquina.

Me dirijo a sentarme al primer asiento libre q veo (casualmente, delante de la señorita q me cambió el billete la otra vez), y encima de bancar el mal rato con la maquinola en cuestión, la señorita me dice
"No tenes suerte con los colectivos vos, eh?"
"No, no la tengo, muchas gracias por recordármelo..."

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