miércoles, 24 de octubre de 2012

El rol del analista de procesos. Junior.


Si llegaste por medio de Google para encontrar información seria, la pifiaste, pero quedate a leerlo, capaz te da una idea general de las cosas.
A mis lectores de siempre, más de uno de ustedes se preguntará de qué trabaja un tipo que escribe tantas gansadas y después selecciona las mejores para publicarlas en su blog.
Bueno, hoy voy a contarles sobre mi trabajo en ese mundo paralelo que fluye a mi alrededor, conocido popularmente como la vida real. Cuando no estoy en mi deber de servir a la comunidad, camuflado bajo la identidad secreta de un reciente graduado de Ingeniería Industrial, me dedico a ser Analista de Procesos (si querés saltearte la intro, pasá directamente al subtítulo en negrita, pero si tenés tiempo, leela, sino al final del texto vas a volver).
Antes de proceder a explicar lo que es un Analista de Procesos (Junior, dicho sea de paso) voy a contar dónde trabajo, lo cual se trata de una planta que elabora tableros de fibra de madera, mejor conocido como chapadur. En resumen, el proceso consiste en recibir troncos de madera, hacerlos pasar por una picadora (donde literalmente llueve aserrín del tamaño de granos de azúcar), luego por un desfibrador, que –por fricción- muele la madera picada a fibras (lo cual desprende un sabroso aroma a lignina) que quedan disueltas en agua; de ahí va a unos tanques de agua donde se regula la concentración de la fibra (esto es, la cantidad de gramos de fibra por litro de agua); para pasar a una máquina formadora, que básicamente le escurre el agua dejando un manto de fibras húmedas, conocida casualmente como “Manto Húmedo”, que ya presenta un aroma mas dulzón. Este manto se corta en hojas de aprox. 5m x 1,2m y se coloca en prensas (una con 24 aberturas y una con 30). Luego de prensado, donde comienza a sentirse el olor a madera procesada, se almacena en estructuras metálicas conocidas popularmente como “zorras” –comentarios de humor adulto, abstenerse- que van a templarse durante 4hs y posteriormente a humectarse durante 8hs. Finalizado el proceso de humectado, se corta –proceso que genera mucho polvillo y no les recomiendo andar olfateando) y se destina al sinfín de diversas utilidades que tiene.
Podrán decir “en resumen un carajo”, pero créanme que está resumido, este narrador podría describirlo de una manera muchísimo mas extensa y detallada. O quizás no tan detallada, pero igualmente extensa.
Bien, ahora... ¿qué recórcholis es un Analista de Procesos? Básicamente es una persona que va mirando cómo se hacen las cosas, toma datos de las variables, los analiza y propone métodos nuevos o modificaciones de los existentes para hacerlas mejor. Suena cómodo, eh? Pues les aseguro que no lo es. Yo me comí el mismo verso cuando empecé.
Resulta que si, yo voy pasando por un lugar y por otro y voy preguntando cómo se hacen las cosas, qué variables tener en cuenta y los valores admisibles de cada una. Pero resulta que, en más de un caso, estos valores se toman esporádicamente y si quiero saber algún valor en especial, tengo que ir a medirlo... Uds dirán “¿y tanto lío por eso?” –los que siguieron leyendo, los demás, gracias por hacer subir el contador de visitas por lo menos- El verdadero lío es la medición. Si. Si yo tuviera un tipo que hiciera las mediciones y me pasara los datos, mi trabajo sí sería tan cómodo como suena. Pero no. No sólo estoy encargado del análisis de las variables, sino también de la tomar las mediciones de las mismas.
Podría cortar acá. Pero sería sólo para entendidos. Y como yo escribo para todo el mundo –excepto para quienes no conocen de dibujos animados y video juegos viejos, que los mando a googlear-, les voy a contar el mambo de las mediciones:
Supongamos que quiero saber la “sequedad” –término porcentual opuesto a la “humedad”- del manto húmedo. Tengo que ir, esperar a que se interrumpa la carga de la prensa, cortar un pedazo del manto (lo cual me deja las manos llenas de fibra y agua), recortarlo para que quepa bien en la balanza y la prensa de ensayos, pesarlo, ir hasta la prensa de ensayos, ponerlo entre dos tejidos, prensarlo por alrededor de 8 minutos, retirarlo, sacarlo de los dos tejidos, volver a pesarlos, dividir el peso seco sobre el peso húmedo y finalmente obtengo el valor. 5 líneas. Para explicarlo.
Y como ése hay muchos ensayos. Por ejemplo, el de producto terminado consiste en tomar un tablero de 80cm x 120cm ya humectado, y cortarlo siguiendo un croquis que nos deja un total de 28 piezas de diferentes tamaños a los cuales se les somete a determinados procedimientos que no voy a explicar. Ahora bien... ¿saben quién corta el pedazo de tablero, lo lleva a la sierra y en una extensa nube de polvillo toma las muestras? Si, quien les narra. Cabe mencionar que a veces también lo hace el laboratorista, pero para su trabajo, que es aparte del mío.
A todo esto sumenle que trabajo en el pueblo de al lado, vivo a 29km y llueva, truene, relampaguee, o esté el clima 10 puntos, siempre voy y vuelvo en moto.

Finalmente, la pregunta del millón: ¿Y a ustedes de qué les sirve todo esto? Básicamente, de nada, pero a mí me sirve de pie para varias anécdotas que surgen en este tan agradable ambiente.

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